Según un reciente informe del Banco Mundial, la economía de Mauritania demostró resiliencia en 2024, alcanzando un crecimiento del 5.2% a pesar de una desaceleración en comparación con el año anterior (6.5%). La menor producción extractiva y la debilidad del consumo público influyeron en este ajuste. No obstante, una inflación controlada, impulsada por políticas monetarias más estrictas y precios energéticos y alimentarios a la baja, ayudó a sostener el crecimiento. El informe también resalta el aumento en la inversión en asistencia social, que representó el 1.51% del PIB en 2022, con programas como Tekavoul demostrando resultados en la disminución de la desigualdad. El Banco Mundial proyecta un crecimiento promedio a medio plazo del 4.9%, enfatizando la necesidad de diversificación económica, inversión en sectores no extractivos y políticas financieras sólidas para sostener el desarrollo a largo plazo.
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