Bajo la administración de Donald Trump, EE. UU. está revisando su presencia en África, con posibles recortes en AFRICOM y un repliegue de fuerzas en Europa, Oriente Medio y África, priorizando el Indo-Pacífico. Sin embargo, el gobierno busca fortalecer vínculos en el Sahel mediante acercamientos a países afectados por yihadismo y posibles bases en Costa de Marfil y Benin. Mientras tanto, se intensifican las restricciones migratorias y la restricción de ayuda militar, con especial atención a la influencia de China en el continente. La estrategia apunta a un enfoque más selectivo y competitivo en África, con tensiones diplomáticas y prioridades cambiantes.

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